protagonista proactivo

¿Tu protagonista no es proactivo? ¡Haz esto!

Tienes tu guion de tu película niquelado. Has estado tanto tiempo imbuido en la historia que ya no sabes si has sido abducido por ella, si los giros funcionan, si has hecho que tu protagonista transmita lo que querías en un principio.

Llega el momento de recibir opiniones externas. Puedes hacer dos cosas. Te gasta unos cuantos euros en contratar un análisis profesional de guion o se lo dejas leer a tus amigos.

Optes por lo primero o por lo segundo (es recomendable hacer las dos cosas), resulta que todos coinciden en uno de los mayores miedos de los guionistas: piensan que tu protagonista es pasivo. No hace nada.

Este drama es máximo el que está llamado a ser el personaje más importante de tu serie es un policía, un detective o un investigador.

Algo estás haciendo mal.

Quizá estés tan involucrado en la historia que no lo veas. O si lo ves, pero no te ves capacitado para solucionarlo.

El bloqueo es monumental.

Necesitas ayuda…

Entonces es el momento de contratar una asesoría profesional que no sólo encuentre los defectos de tu guion, sino que te aporte soluciones.

Pero no lo hagas antes de hacerte las siguientes preguntas.

¿Tu protagonista tiene una motivación?

Es decir, la existencia de tu personaje tiene que tener una razón de ser. ¿Por qué es como es? ¿Qué le motiva a actual de esa manera? Hay que meterse dentro de él y averiguar qué es lo que le pasa, cómo son sus sentimientos.

La motivación puede ser externa o interna.

¿Tu protagonista tiene defectos que le hacen humano?

No hay mayor rasgo de humanidad que la imperfección. Si fuéramos perfectos nadie se sentía identificado con nosotros. No caeríamos bien. Ni siquiera necesitaríamos ser activos en la vida.

Por eso tienes que buscar las imperfecciones de tu personaje. Esos matices que lo humanizan.

Muchas veces no es necesario buscar una justificación para esos defectos.

Simplemente son así, porque así somos los humanos.

Esto generará una mayor atracción de la audiencia sobre el personaje.

¿Tu protagonista tiene un objetivo?

Nos definimos por lo que queremos ser. Si un personaje tiene claro lo que quiere hará cosas para conseguirlo.

Sí, por el contrario, no sabe lo que quiere, andará perdido, dando tumbos.

Y tu audiencia también dará tumbos.

Es exactamente como la vida misma.

¿Qué quiere tu personaje?

Ser campeón olímpico, reencontrarse con su padre, encontrar al amor de su vida, averiguar quién es el asesino.

Todos ellos son objetivos válidos.

A partir de tener un objetivo no le queda más remedio que ser proactivo.

¿Tu protagonista es vulnerable?

Cuanto más en peligro esté el personaje más tendrá que hacer para poder salvarse.

Si existe un antagonista (un malo) que acecha al protagonista, por un lado, el espectador se pondrá de su lado y, por otro, tendrá que liarse la manta a la cabeza para luchar contra su vulnerabilidad.

¿Tu protagonista tiene una historia de fondo?

Para dar volumen a un personaje ayuda que tenga una historia oculta o, al menos, que no esté en la primera línea.

Un hombre que sufrió abusos en el pasado, que mató a su compañero sin querer en Afganistán, que tiene una cuenta pendiente con su padre o que perdió a sus bebé en sus brazos….

Todos los ejemplos citados aportan datos para conocer las personalidad del protagonista, le transmiten volumen, pueden imprimirle una motivación o algo que hacer por lo que les pasó.

¿Tu protagonista tiene fortalezas y debilidades?

Todos tenemos nuestros puntos fuertes y aquellos por los que se nos puede atacar. No hay nadie que no tenga  ninguna flaqueza o que no sea bueno en algo.

Una vez más, es que como la vida misma, y así es que como debemos crear a nuestros personajes.

Tantos unas como otras harán que tus personajes se sientan más realizados. Que luchen para hacer valer sus puntos fuertes y para mejorar sus puntos débiles.

¿Tu protagonista tiene un dilema?

Tener un dilema moral provoca consecuencias, lo que termina resultando en un conflicto.

Es la típica trama cruce de caminos. El protagonista tiene que decidir entre tomar  el camino A o el camino B. Y optar por uno u otro tendrá consecuencias impredecibles y completamente antagónicas.

Sólo por el simple hecho de que el protagonista tenga que decidir algo ya lo convierte en activo.

¿Tu protagonista forma parte de acciones?

Al final y al cabo ser proactivo significa ser el motor de algo. Y para ello hay que actuar haciendo cosas.

¿Tu protagonista toma las decisiones o las toman por él? ¿Hace las cosas o le hacen las cosas?

¿Tienes un protagonista original o es un arquetipo?

No le tengas miedo a innovar. Si quieres que tu protagonista quede para la posteridad o va a pasar sin pena ni gloria en un mar de clichés.

Tú tienes que tomar esa decisión.

Tú tienes que ser el proactivo en este caso.