Muchos de los mensajes que voy a lanzar en este post se pueden extrapolar a otras personas que trabajen en casa cuando sus parejas o el resto de su familia lo hace fuera. Otros aspectos son exclusivos de los creativos y de las características de nuestra metodología de trabajo.
No todos los guionistas trabajan en casa, aunque es lo que todos deseamos. Hay muchos que escriben en pantuflas en el despacho o el salón de su vivienda, bastantes lo hacen en bares o cafeterías con wifi (de este grupo los más sensatos se van a locales sin conexión a internet por razones obvias) y otros salen de la cueva de vez en cuando para reunirse con productores o con otros guionistas. Los menos afortunados, es un decir, tienen un trabajo presencial que les exige estar a jornada completa en las oficinas de una productora. Para ellos no va dirigido este post.
Trabajar en casa tiene sus ventajas. Por ejemplo, si quieres, no tienes que madrugar para ir a la oficina. Puedes utilizar parte de tu tiempo con sol natural para hacer algún deporte como ir a correr o montar en bici. Puedes ir a la compra cuando los supermercados no están atestados de gente porque los clientes suelen estar trabajando. Esto últimamente no se nota tanto porque hay mucha gente en paro que puede ir a comprar a las mismas horas que tú.

Pero esto… que en la teoría es muy bonito se convierte en un pequeño infierno cuando los que están a tu alrededor como tu pareja, tus familiares o tus amigos, piensan que por el hecho de laborar en casa tienes tiempo para hacer todo tipo de recados.
Por ejemplo… ¿A quién no le ha pasado que su mujer o marido le llama y le dice… “Oye, como estás en casa, por qué no bajas al supermercado a comprar leche y huevos?” Esto te sucede justo cuando estás en medio de una secuencia importantísima, clave en el guión de tu capítulo o tu película. Y, por una vez vale, pero cuando esa llamada se produce cada día para un recado diferente tus secuencias empiezan a desestructurarse y tus nervios a desmadrarse.
Trabajar en casa tiene la ventaja de que puedes ir al Mercadona a la mejor hora para que no haya gente, pero tiene la desventaja de que todos te obligan a ir a la mejor hora para trabajar en casa. Luego, claro, te niegas a seguir con lo que tú llamas una usurpación de tu horario laboral y tienes que ir a la compra con tu pareja el viernes por la tarde o el sábado por la mañana. Y, como es de esperar, está hasta los topes. Tú, que eres un guionista que trabaja en casa y, por tanto, en cierto modo, un ermitaño al que le gusta el aislamiento y odia las aglomeraciones, sufres un ataque de agobio a lo que tu pareja te responde: “Como no quieres hacer la compra los días entre semana, tenemos que venir ahora con todo el mogollón”.
Y, por supuesto, a la semana siguiente vuelves a romper tu horario laboral casero para ir a hacer la compra antes del viernes por la tarde. Pero esto no es lo único. También te toca hacer todas las gestiones del hogar como llamar al seguro porque se ha roto la lavadora, atender al técnico del seguro cuando viene a arreglarte la lavadora, recibir las llamadas de las compañías telefónicas que quieren que contrates la conexión a Internet con ellas, reclamar cuando alguna de estas compañías te cobra más de lo que te había prometido, llevar el coche familiar al taller, etecé, etecé…
Y lo peor es, según nuestro entorno, nos quejamos de vicio porque, en el fondo, somos unos privilegiados que trabajamos sin un horario laboral estricto. Y lo cierto es que somos unos desgraciados que no tenemos horario laboral… Y, sobre todo, un tiempo continuado para dedicarle al proceso creativo.
El proceso creativo y la escritura de un guión necesitan tiempo sin interrupciones
Para empezar, por la mañana, cuando nos levantamos y después de desayunar nos sentamos a trabajar, nunca nos ponemos directamente a escribir por donde lo habíamos dejado. Es el momento de analizar lo escrito o pensado hasta entonces y confirmar que no estábamos desvariando cuando llegamos a tal idea o escribimos tal diálogo. Este proceso puede durar un par de horas y exige concentración máxima. Por supuesto, siempre que no te hagan una llamada del tipo “veme a por fruta”.
Y después, cuando hemos retocado lo que había que matizar, o hemos tirado por la borda todo lo hecho el día anterior, es el momento de retomar la escritura propiamente dicha. Y ese movimiento nos suele costar muchísimo. A veces por culpa de las redes sociales…. Otras por no estar seguro de lo que quieres contar… O porque te repites a ti mismo las palabras que deseas poner en boca de tus personajes hasta que encuentras el tono. Por fin te pones y consigues coger velocidad de crucero. El ritmo es bueno y todo va como la seda. Y en ese momento te llama la de Jazztel con el adsl más barato y rápido del mercado. Después de cantarle las cuarenta, vuelta a empezar. Ya has perdido el ritmo y la velocidad de crucero se ha ido al garete.
Sólo te queda respirar profundo, agudizar al máximo tu concentración, cerrar el correo, las redes sociales y los rss para volver a ponerte en la piel de tus personajes como si los hubieras poseído. O, si estás en la fase de la estructura de la trama, afinar todos los detalles para que no quede ningún cabo suelto. Éste es nuestro trabajo contra viento y marea, contra las llamadas de tus familiares y amigos o contra las pobres teleoperadoras explotadas de cuya consecución de clientes depende su salario.
Somos guionistas. Trabajamos en casa. No madrugamos y vemos películas, series y programas de televisión como parte de nuestro trabajo, aunque nuestros allegados piensan que eso es no hacer nada. Forma parte de nuestro quehacer sacar nuestros desarrollos y guiones, al mismo tiempo que luchar contra las adversidades. Sólo los buenos sobreviven a todo esto.
Por cierto, os dejo porque me acaba de llamar el de Movistar para decirme que han sacado un adsl mucho mejor que el de ayer. Y me jura que hasta el lunes no vuelven a sacar otra oferta. Lástima que mi piso no disponga de vigas en el techo para poder pasar una cuerda por una de ellas.
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Después de más de 8 años trabajando desde casa, hace un año decidí irme a trabajar a un espacio de coworking y no me puedo alegrar más de la decisión que tomé. Ahora voy recomendándolo como loca a todos mis amigos freelance 🙂
Durante mucho tiempo, fui feliz trabajando en casa. Me permitió hacer muchas cosas (como estudiar una segunda carrera, ir a clases, tener a mi hija y poder pasar tiempo con ella…). Pero llegó un momento en el que me empezó a asfixiar la soledad. Y aguanté mucho, porque otras personas no aguantan ni medio año.
Creo sinceramente que somos animales sociales y necesitamos el trato y contacto directo con otras personas. En este año y medio que llevo en el coworking, me han salido proyectos de trabajo, he conocido a gente de perfiles profesionales distintos que me enseñan cosas cada día, puedo desahogarme tomando un café con alguien si tengo un mal día…
Lo peor, lo de los traslados (los que vivís en Madrid sabéis el infierno que es ir y volver de currar en coche), pero me compensa tanto que ni me lo planteo.
Mi conclusión: trabajar en casa está muy bien pero para una temporada, a la larga pasa factura y puede llegar a deprimirte dependiendo de tu forma de ser.
Hola, Vero. Es cierto lo que dices. En mi caso, durante años trabaje yendo a la oficina un par de veces a la semana y el resto en casa. Para mí era lo perfecto, porque tenía las cosas buena de uno u otro modelo. Hay que tener rutinas y salir de casa todos los días por lo menos una vez. No debemos dejar que nos coman las cuatro paredes de nuestra casa.
Con eso de trabajar en casa pasa exactamente lo mismo que con las amas de casa, cuyo trabajo no se valora. Pero ocurre que trabajar desde la casa se convierte en un doble trabajo, porque hay que atender las labores hogareñas y esforzarse por tener tiempo para el trabajo intelectual. Peor es cuando se trata de un creativo, que requiere concentración y un ambiente adecuado que potencie creatividad.
Estoy completamente de acuerdo con lo dicho. y añadiré: los que trabajamos desde casa o alguna vez lo hemos hecho estamos completamente desprotegidos. Somos carne de estafadores que prometen ingresos fabulosos que luego no son así.
He trabajado desde casa y hablo por propia experiencia. Cuando dices a alguien que trabajas desde casa la tendencia generalizada es «¿enserio?» «¿qué bien no? «más tiempo para ti»… La verdad que el trabajo es igual de constante que si estuvieras en la oficina. Tienes que hacer X trabajo en Y tiempo y tienes que cumplir con ello.
Hay que quitarle a la gente esa idea de trabajar en casa= no hacer nada porque es todo lo contrario, se trabaja igual que en la oficina o más.
Me sumo a todos los comentarios… 😉
Total, que termino escribiendo de madrugada, cuando el mundo duerme.
Si, es así. Y en el caso de las chicas, directamente piensan que te dedicas a tus labores, y para entretenerte entre la plancha y buscar a los niños, escribes online pero no porque seas una profesional del periodismo web, si no para llenar tus ociosos días. Así, todos se permiten interrumpirte, pedirte favores, mandarte recados y te presuponen gestionadora de asuntos comunes. «Total -dicen- tú puedes, porque trabajas en casa»
Completamente de acuerdo. Tiene sus ventajas, que son muchas, pero también sus inconvenientes. Al final de la jornada acabas haciendo mas horas de trabajo que si acudes a una oficina o estudio fuera de tu casa. El horario se diluye con las tareas domésticas, los recados, etc.
Un periodista freelance que suscribe tu post, Luis.
Así es, así piensan, pero sólo quien está dentro de la casa sabe por donde gotea y cuántos peroles y perolitos tiene que poner para recoger las goteras.
Sin embargo y a pesar de todo sigo pensando que los homeworkers somos unos privilegiados o simplemente supimos elegir. No hay lugar para la queja!!
¡¡SI!! Y además te llama el cartero al portal, el de la propaganda que si le puedes abrir, te pregunta tu hijo dónde está su chaqueta, el otro que si no te molesta que ponga la tele un momento, el teléfono si te quieres cambiar de compañía, y encima a mi a veces se me ocurre poner una lavadora o la comida o ambas a la vez y …. ¡BUF! A veces…¡INSUFRIBLE!
A menudo he optado por (al menos para mi) la mejor solución: dormir menos. Trabajar cuando ya todo el mundo está acostado y así no termino de los nervios, aunque al día siguiente tenga que llevar el ritmo (o mas) del resto que se levantan fresquitos y de maravilla.
Es complejo hacerle ver al resto que trabajas a horas en las que nadie trabaja y en lugares en los que uno está sólo con su portátil y poco más. No sé si a más gente le pasa, pero mis hijos están hechos un lío por no saber si su padre trabaja o no. Yo les explico que lo hago desde casa, pero no les veo demasiado convencidos. Tampoco entienden que trabaje toda la noche mientras ellos duermen, en momentos de mucho trabajo. En fin…
Soy autónomo desde 2003 y me veo absolutamente reflejado, efectivamente la clave está en pensar que el trabajo creativo es un proceso similar a freír churros y que puede verse interferido con cualquier otra tarea las veces que sean necesarias, eso sí, sin mover las fechas de entrega.
Entiendo de lo que hablas Luis, me ha pasado en las últimas semanas. Aunque yo no soy guionista, el día que has descrito me suena bastante igual.
Estoy super de acuerdo , pero la culpa es de nosotros mismos, y es que, si no cogiéramos el teléfono a esas amistades que en horas laborables nos llaman o, les dijéramos que disculpara pero estamos trabajando….
De todas formas, es aconsejable hacer un descanso de unos minutos para tomar algo porque llega un momento que se hace todo muy rutina
Me sumo a este artículo!! muy cierto.
Totalmente cierto. Pero no pasa sólo con los guionistas, pasa con todo aquel autónomo que tiene un trabajo intelectual. Además, estarás conmigo en que, por mucho que quieras imponerte un horario, trabajas más horas de las previstas. Incontables horas. Y, muchas veces, ¿a cambio de qué?…
Mira Luis Murillo, a estas horas y perdona por la hora ke es, no complete la lectura porke simplemente pensaba en mi y en mucha gente como yo. Trabajas fuera, jornada partida, o sease, manana y tarde y despues tienes todas las tareas del hogar, dulce hogar y aun encima sacar al perro. Ke tiempo te keda para relajarte y para una misma? Si ni sikiera tienes ganas de llamar a tus amigas!
Oye no sabes la gracia que me dio tu comentario porque es la absoluta verdad, y no solo para aquel que es guionista, ya que por ley de Murphy, basta que estes ocupado trabajando en algo importante o que simplemente te apasiona, para que los demas te interrumpan, o te inviten a salir etc, mientras que cuando estas completamente desocupado, nadie te molesta! En esos momentos siento que lo mejor que se puede hacer es aislarse por completo, apagar el telefono, no revisar redes sociales y dedicarse y concentrarse al 100%. Porque para mi, lo mas dificil no es alcanzar ese punto en cual te sientas inspirado y con un buen ritmo de trabjo, sino, conservarlo.