
21 Mar ¿Tienes confianza para abordar la escritura de un guion?
Acabo de recibir un email muy sugerente cuyo asunto se podía leer el siguiente mensaje: “Oportunidad”. ¿Me iban a vender un coche o un piso? La verdad es que no. ¿Un hombre o una mujer guapa querían hacerme algún tipo de proposición sexual? Tampoco, aunque me habría sentido halagado ¿Era algún tipo de estafa en la cuál tenía que adelantar una fuerte suma de dinero a cambio de nada o poco? En cierta manera, sí.
Me explico: lo que en realidad me quería ofrecer el remitente era una “oportunidad irrechazable que me iba a aportar mucho dinero”. Un negocio sin riesgos. Esa persona decía que tenía un par de ideas “buenísimas” para un guion de largometraje. Claro que, al estar muy ocupado (no sentirse con confianza), no podía abordarlas él mismo frente al ordenador y me las cedía a mí para que yo escribiera el guion. A cambio, firmaríamos los dos, yo en segundo lugar, en unos hipotéticos créditos de la futura película y me cedería el 30% de los beneficios del guion.
¿Te parece justa o injusta su propuesta?
A mí, como primera reacción, me ha hecho reír más que indignarme.
¿Por qué? Porque su propuesta es totalmente amateur, ajena al mundo profesional, porque me cree alguien demasiado ingenuo como para aceptar, lo cuál le convierte a él en aún más ingenuo (¿Si yo hago el 99,5% del trabajo, cómo voy a cederle a él el 50% del mismo en los créditos y el 70% en los beneficios?) y, por último, porque demuestra totalmente su ignorancia sobre la importancia de los elementos de un guion.
Es decir, él cree que la idea es la parte más importante de un guion y no se da cuenta de que hay miles de ideas buenas en películas que después fallan en la ejecución, que es lo verdaderamente importante. Por eso, entre otras cosas, las ideas no se pueden registrar.
Conclusión: no se puede uno considerar guionista sin hacer lo más difícil: escribir un guion. Y me temo que hay guionistas aspirantes que piensan que sí.
Espero que no sea tu caso.
Así que, para empezar, no te fíes de las siguientes personas:
- Aquellas que buscan liarte para escribir sus guiones por ellos, pero reclaman autoría parcial o total. No es la primera oferta de este tipo que recibo. Lo peor es que realmente piensan que son los autores del guion, al menos, al mismo nivel que el guionista que realmente está haciendo el trabajo.
- Aquellas a las que no les gusta reescribir. Que se resisten a ello. Cualquier guionista experimentado saber que escribir es reescribir. Hay que trabajar y retrabajar el guion unas cuántas veces. Las que quieren escribir una primera versión y luego ya a recibir ofertas. Cuando son presionadas para reescribir únicamente hacen una especie de maquillaje, algunos pequeños ajustes y cambios insignificantes.
- Aquellas que se consideran gurús del guion y que se han hecho famosos por dar clases o escribir algún libro, pero que nunca han llegado a escribir un guion. Que nunca se han sentado en su casa y han tenido que enfrentarse a la página en blanco.
- Aquellas que hablan de fórmulas, plantillas o paradigmas que, si se siguen estrictamente, les garantizará un guion perfecto desde el punto de vista comercial o creativo. Las fórmulas no existen.
- Aquellas que defienden que un guion no tiene que ser bueno, sino que con que la idea sea sólida, los productores lo comprarán aunque la ejecución no sea la correcta porque llegará un script doctor y lo arreglará. Tampoco en los que creen que un guionista sin experiencia puede hacer un pitch y vender el guion sin todavía haberlo escrito.
La simple realidad es que no hay atajos ni métodos alternativos. Si quieres vender un guion, lo primero que tienes que hacer es sentarte en el ordenador y darle a la tecla. Y no solo eso, después reescribirlo hasta que quede lo más sólido posible. Tienes que remangarte y trabajar duro en él. Escribir, reescribir, editar.
En otras palabras, la única manera de escribir un guion es, aunque parezca obvio, escribiéndolo.
Y mucha gente que va de guionista sin escribir un guion solo tiene un problema: la falta de confianza para ponerse manos a la obra. No se consideran lo suficientemente listos, buenos creativos o talentosos como para hacerlo. Para plasmar esas ideas que tienen en la cabeza en palabras, para transformarlas en un desarrollo dramático, para convertirlas en un verdadero guion que finalmente se plasme en una película.
¿Qué puedes hacer para conseguir esa confianza?
Lo primero de todo, darte cuenta de que no estás solo. Todos los escritores en su sano juicio sienten este miedo. No importa el éxito que hayan tenido en su carrera, que hayan escrito cien películas, una o ninguna. A todos nos pasa. Siempre nos preocupamos por si no tenemos el talento suficiente, por si somos unos impostores y pronto nos descubrirán, por que nuestras ideas no son lo suficientemente buenas, que las de los demás son mejores. Incluso que una vez tuvimos una buena idea, pero nunca volveremos a tener otra.
Dicho de otro modo, cualquier guionista que se jacte de no tener esta preocupación miente o, en la mayoría de las ocasiones, no es un buen escritor.
En segundo lugar, fórmate. La escritura de guiones es un arte y como todas las artes requiere de técnicas y habilidades para llevarla a cabo. Asistir a buenas clases de guion con instructores experimentados es una buena manera de adquirir la capacidad para desarrollar un buen guion. No te fíes de aquellas que prometen resultados inmediatos y fórmulas secretas. Porque ser guionista, ya te lo he dicho otras veces, es una carrera de fondo. Cuanta más experiencia tengas y habilidades adquieras, más confianza tendrás.
Pero no solo eso, también has de complementar esa formación viendo series y películas, todas, las viejas y las nuevas, las buenas y las malas. Lee guiones. Al menos dos o tres al mes. Los antiguos y los recientes.
Y, sobre todo, escribe. Mucho. Lo máximo que puedas. Escribir es igual que el entrenamiento físico. Si los trabajas todos los días, si entrenas a diario, mantendrás el peso, tus músculos estarán bien definidos y tu capacidad para escribir mejorará. No hay otra opción. Desarrollarás, sin duda, el músculo de la escritura. Dicen que tienes que escribir una torre de páginas de la misma altura que tú para, solo entonces, convertirte en un gran escritor. Cuanto más desarrolles ese músculo de la escritura, más confianza tendrás para abordar un guion.
Busca la crítica constructiva. Ni aquella que simplemente alabe de manera incondicional tus ideas, tus historias, tu escritura. Ni aquella que directamente te despelleje con saña. Encuentra alguien con criterio para darte notas sobre lo que escribes, que te argumente sus opiniones. No necesariamente tiene que ser otro guionista. A veces alguien cercano, de confianza, es suficiente. Por supuesto, escucha esas críticas con atención, valóralas, reflexiona y, si crees que tienen valor, actúa en consecuencia. Remángate y ponte a reescribir.
Conviértete en parte de la comunidad de guionistas. Atiende a las opiniones y los consejos de aquellos escritores a los que respetas, aquellos que están en el mismo barco que tú. Esto puede suponer una gran inyección de confianza. Puedes formar parte de esta comunidad yendo a eventos, a clases, uniéndote a un grupo de escritores, a través de foros de Internet, blogs como éste, etc.
Sal a la calle. Date una vuelta. La inspiración no te va a venir si te quedas sentado en tu casa esperando mientras te golpeas la cabeza porque no te salen las cosas. Si haces eso es fatal para tu autoestima, porque es entonces cuando piensas que no tienes talento, que eres un farsante, que no sirves para esto.
Si te encuentras atascado durante más de un tiempo razonable, sal de casa o de tu lugar de trabajo y sumérgete en otra actividad, sea o no deportiva. Por ejemplo, ir a hacer la compra o diseñar maquetas. Lo que sea. Así te liberarás de la presión que tú mismo ejerces sobre ti. Las ideas vendrán y te sentirás mejor.
Haz que tu vida y tus sostén económico no dependan de vender ese guion. Porque se trata de un juego impredecible donde muchos están participando y solo unos pocos se llevan el gato al agua. No has de poner todos los huevos en la misma cesta. ¿Qué pasa si no lo consigues? No te tienes que sentir un fracasado, sobre todo porque de cada diez guiones que se escriben, uno o ninguno se venden y de esos, solo unos pocos terminan rodándose. Es imposible escribir un guion bueno ante la presión de que, o se vende el guion y se hace la película, o te conviertes en un fracasado. No hay que ponerse ambiciones tan altas. Al menos, de principio, porque es el mejor camino hacia la frustración.
Y, además de todo, dale duro. Porque el éxito solo esperan al final del camino a aquellos que perseveran. Y, claro está, no hay nada que de más confianza que el propio éxito.