Más trucos viejos para guionistas nuevos

Por LUIS MURILLO MORENO

Hace dos semanas os hablaba de una serie de “ratonerías” que podrían ser muy útiles a la hora de “meterle mano a un guion”.

En concreto, nos referíamos a tener un buen bloc de apuntes, no “tirar” ninguna idea aunque no nos pareciera brillante, aprender a reciclar historias, cuidar los títulos y no pasarse de inteligentes con los “diálogos inteligentes”.

No menos prácticos son los trucos de los que nos vamos a ocupar hoy porque, como sentenciamos en el mencionado post, “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.

1.- LAS VÁLVULAS DE ESCAPE

Todas las calderas, tanto las de calefacción como las de agua caliente, poseen de una u otra forma una válvula de escape. Su virtualidad radica en evitar un accidente si sube en demasía la temperatura interior, o bien que el mecanismo no sufra un daño irreparable.

Igual ocurre en determinados géneros cinematográficos, sobre todo en películas con historias trágicas, melodramáticas y,de manera especial, las pertenecientes al género terrorífico.

Dichas válvulas de escape consisten en introducir algunas escenas de humor, como norma no más de tres, para relajar la tensión del espectador. Un ejemplo claro lo tenemos en La Adopción, una cinta española de reciente estreno dirigida por Daniela Fejerman.

Dicha película narra la historia de una pareja  que viaja a un país del Este para adoptar a un niño. El citado viaje se convierte en un sinfín de frustraciones que crean, de manera magnífica, una atmósfera asfixiante para los espectadores. Hacia la mitad del film, en uno de los momentos más duros, la directora-guionista introduce una escena de humor esperpéntico que alivia la insoportable tensión creada: es Nochevieja, se ha ido la luz en la casa donde se alojan y la protagonista se come las uvas “dando” las campanadas con la voz.

2.-CUIDADO CON LOS guiones FIRMADOS POR VARIOS CREATIVOS

La gran mayoría de las obras maestras del cine están escritas por un solo guionista. Muy pocas por dos creativos. Y casi ninguna por tres. Una película es labor de todo un equipo, sí, pero en un guion, dado que crea un pequeño o un gran universo, parece lógico que sea un solo cerebro quien de cuerpo y alma a dicho mundo. Dos cabezas es difícil que vean de igual manera una misma historia y, sobre todo, sientan de la misma manera los personajes y la atmósfera.

Si apelamos a la más pura evidencia en el mundo literario, musical y artístico, podemos constatar que un cuadro lo crea UN pintor, no lo pintan dos-tres-cuatro artistas a la vez. Una partitura la crea UN músico. Un poema lo escribe UN poeta…

¿Por qué entonces un guion, como norma general, no lo firma un solo creativo…? Probablemente, y sin probablemente, porque hay gente, mucha gente, muchísima gente, que sabe de guion un “güe…”, perdón, un Cuerpo redondo u ovalado, con una membrana o cáscara exterior, que ponen las hembras de algunos animales y que contiene en su interior el embrión de un nuevo ser y el alimento necesario para que crezca. Por ejemplo, el productor, su mujer, el director, su esposa, el amigo del productor, el guionista amigo del director, la telefonista de la productora…

Un guionista es lo ideal. Dos, a veces, conveniente. Tres, peligro. Cuatro, hay que empezar a rezar. Cinco, salvo milagro, catástrofe segura….

3.- LA SAGRADA TRILOGÍA

Planteamiento, nudo y desenlace.

Si estos pasos son sólidos, tendremos un trípode que, como sabéis por la Física, es el sistema de apoyo más firme que existe.

Esta “sagrada trilogía” debes tenerla clara antes de poner el “1.- Ext. Noche” de la primera secuencia. Luego, por técnica o táctica de guion, puedes deconstruir dicho trípode adelantando o retrasando escenas, flash-back, preanunciar el final, reforzar el planteamiento, etc.

En resumen, podemos hacer todo lo que queramos con la historia. Siempre y cuando, los espectadores salgan del cine teniendo claro el punto de partida, el nudo y sus giros, así como la resolución de la trama troncal.

4.- LA EXTRAORDINARIA IMPORTANCIA DEL FINAL

Un maestro en el arte de construir guiones, hace muchos años, tantos que mi pelo era millonario y de un precioso color azabache, me dijo que si se me ocurría un buen final, poseía el 90% de las papeletas para tener un buen guion. Y llevaba toda la razón. Lo explico con un símil taurino.

Un torero puede dar en una corrida una “máster class” de pases de todos los estilos, clavar las banderillas de espaldas y recibir al astado a porta gayola con los ojos cerrados. Puede levantar de sus asientos hasta a los tetrapléjicos y desencadenar un concierto de pasodobles taurinos…

Pero si llega la hora de entrar a matar con la espada y pincha… Y pincha… Y pincha… Y vuelve a pinchar…

Todo el coso comenzará un concierto de silbidos y se acordará de toda su genealogía, escatológicamente por supuesto, hasta la vigésimo quinta generación.

Pues casi lo mismo en un guion. Si defraudas al espectador en el desenlace, de nada servirá todo lo anterior.

5.- LA INFALIBLE “PRUEBA DEL 9”.

Un guion cinematográfico es muy similar a un puzle cuyas piezas son las secuencias y las escenas. Y como bien sabemos, si en un puzle sobra o falta una pieza, éste quedará incompleto. Y si colocamos mal una pieza, desajustaremos el resto.

Igual le ocurre a un guion: si le falta una secuencia o una escena, la película le hurtará información al espectador. Y si le sobra, le facilitará información innecesaria.

En base a lo anterior, os aconsejo el siguiente truco una vez finalizado el guion: coger escena por escena e ir preguntándose qué ocurriría si borráramos dicha escena. Si no pasa nada, es que es innecesaria. Si el espectador, pierde información al hacerlo, es que es necesaria.

Un ejemplo muy sencillo. Un personaje se baja de un taxi, entra en un portal, saluda al portero, toma el ascensor, llega a un rellano y abre un piso. Si no ocurre nada más, bastaría con verlo bajar del taxi y cortar a su entrada en el piso. En este caso, sobran la calle, el portal, el saludo al portero y el ascensor. Pero si el portero se fija con mucha intensidad en él y efectúa una llamada telefónica una vez se mete en el ascensor, esa escena es necesaria.

FINAL

Y un último consejo, cuidado con los cursos de guion. Existe una auténtica epidemia en el mundillo cinematográfico. Ya dan cursos de guion hasta los meritorios de maquillaje. Mi opinión: lee muchos guiones, si eres neófito total, haz un curso impartido por guionistas con experiencia. Y, sobre todo, ponte a escribir cuanto antes tus primeras cien hojas. Probablemente, serán muy malas. Pero, sin duda alguna, aprenderás un güe...  Perdón un cuerpo redondo u ovalado, con una membrana o cáscara exterior, que ponen las hembras de algunos animales y que contiene en su interior el embrión de un nuevo ser y el alimento necesario para que crezca.  

No me negarás que fino, lo que se dice fino, soy un güe…