¿Cuál es tu excusa para no escribir?

A menudo recibo emails o comentarios de lectores, de gente que dice que quiere ser guionista, pero que asegura que le cuesta ponerse a escribir.

Y ahí está la clave de todo: si no escribes guiones, ten por seguro que no eres guionista.

Las excusas suelen ser muy variadas pero, en el fondo, todas tienen que ver con la falta de voluntad. Porque no lo quieren lo suficiente.

¿A ti te pasa? ¿Quieres escribir pero hay algo que te lo impide? ¿Quieres convertirte en guionista, en creador de historias para el cine o la televisión? ¿Para el mundo digital, un programa de entretenimiento o los videojuegos?

Vale, es verdad, puede que quieras, pero no puedas. Porque sí, se suele decir que querer es poder, pero quizá no sea cierto. ¿O sí? Lo que te quiero decir es que si quieres conseguir algo, lo primero que tienes que hacer es actuar. La inacción nunca te llevará al éxito. Entendiendo por éxito terminar guión, que eso, en sí mismo, ya es un gran logro.

¿Cuál es entonces tu excusa para no hacer… para no escribir?

He de confesarte que yo a veces he usado cualquiera de las excusas que voy a exponer a continuación. Pero no valen. Son excusas.

Falta de tiempo

Esta es la más típica: «no tengo tiempo». Es verdad que puede que tengas un trabajo oficial que te quita las ocho horas de rigor. Que quizá el tiempo de desplazamiento al trabajo también sea largo. Que cuando llegas a casa, quizá tengas pareja, hijos o familia y, claro, tienes que dedicarles parte de tu día. O que te gusta el deporte y, por supuesto, tu hora cada día o cada dos días no te la quita nadie.

Pero espera un momento.

¿Te has parado a pensar en cuanto tiempo pierdes en internet? ¿En las redes sociales? ¿Viendo series de las que no aprendes o programas de televisión insulsos? O quizá seas más de partidos de fútbol o de seguir las noticias del momento. O, peor aún, a lo mejor te gusta «perder el tiempo» con la Play Station, con el Candy Crush o con el videojuego del teléfono móvil del momento. U otra de las grandes máquinas de perder tiempo: el Whatsapp, cuando no el Tinder.

Piensa en reducir todas esas «pérdidas de tiempo» y más en dedicar parte de ese tiempo a escribir. Quizá 45 minutos o una hora. A lo mejor me dices que tú no pierdes el tiempo, que realmente no lo tienes. Bien, entonces te embarco a dormir una hora menos al día. Levántate sesenta minutos antes y aprovecha que todos duermen, la quietud, la paz, apaga el móvil y ponte a escribir. Esa hora bien aprovechada sin interrupciones ni distracciones es oro puro. Aprovéchala.

Si realmente no eres capaz de encontrar ese tiempo, sea reduciendo el que le dedicas a otras actividades o arañándoselo al sueño, quizá deberías dejar de engañarte porque no deseas escribir tanto como piensas.

Así que no pierdas el tiempo diciendo que quieres ser guionista.

Ausencia de preparación

Otro clásico. De eso ya te he hablado en otras ocasiones y te he dicho que tiene que ver con la confianza.

Antes la ausencia de preparación, solo caben dos soluciones: prepararse de verdad o abandonar. Y tú no quieres rendirte. Tú quieres ser guionista. La forma de superar ese miedo es aprender. ¿Cómo? En primer lugar escribiendo y, en segundo lugar formándote, haciendo cursos como el de «Cómo escribir guiones de manera profesional«, analizando películas, etc.

¿En qué no te sientes preparado/a? ¿En estructura? ¿En teoría del guión? ¿En diseño de personajes? Analízalo y, después, actúa en consecuencia.

Ya sabes que yo recomiendo algunos cursos para guionistas y que en las convocatorias a veces hablo de talleres o conferencias que servirán para tu formación.

Si te suscribes a la newsletter, te airé avisando de todo esto.

Tienes tanto que decir, que no dices nada

Esto ocurre con los primeros guiones. Ten en cuenta que un guión tiene un espacio mucho más limitado que una novela. No puedes pasar de cien páginas, en el caso de un largometraje. Así que no puedes meter todo lo que se te viene a la cabeza. Quieres introducir tantas ideas en tu historia que te desbordas.

Estás tan abrumado/a que piensas que es mejor dejarlo para el día siguiente. Y así lo vas posponiendo un día tras otro.

¿Cuál es la solución? Tan sencillo y tan difícil: sintetizar. Tendrás que desprenderte de muchas de esas ideas. Ir al grano. A la esencia. Deberás despojar de paja tu historia. Centrar el tiro.

Uno de los mayores errores en un guión es la dispersión.

¿Cuál es la solución? Está claro: planificar.

Decide qué quieres contar y cíñete a eso. Todas tus secuencias deberán ir de eso que quieres contar y no de otra cosa. Tu historia tiene que ser fácil de comprender y, para ello, cuanto mejor estructurada esté más calidad tendrá.

Una vez más, ¿cuál es la solución? Ponerse a ello. La inacción solo te llevará a la melancolía y a la frustración. Hay que coger el toro por los cuernos y ponerse a buscar la esencia.

Quizá esas otras ideas te puedan servir cada una para otro guion distinto. No las tires, anótalas y guárdalas.