
06 Nov ¿En qué se diferencian la intriga y el suspense?
Hay gente que utiliza estos términos como sinónimos, pero tú como guionista debes saber diferenciarlos perfectamente.
No solamente a la hora de decidir qué película quieres ver según cómo esté catalogada en tu plataforma de turno o en la cartelera del cine, sino que, además, debes conocer cómo y cuándo utilizar estos recursos narrativos.
Es fácil relacionar la intriga y el suspense con las historias de misterio, pero… ¿son exactamente lo mismo?

LA INTRIGA
Procede del latín “intricare”, que significa enredar. A la hora de escribir un argumento, la intriga se logra ordenando y mostrando una serie de acontecimientos a lo largo del nudo de forma confusa o llena de incertidumbres. El espectador recibe datos, pistas, pero no acaba de entender lo que sucede, lo que le hace querer seguir viendo la película o la serie.
Normalmente, tanto el espectador como el personaje protagonista poseen la misma información, y ambos tienen la necesidad de resolver un misterio o enigma.
Queremos saber qué está pasando y, por eso, necesitamos seguir viendo la película o la serie hasta el final.
Las series o películas policiacas o de misterio. Hay un crimen y el objetivo del protagonista y el espectador es descubrir al asesino. El detective que realiza la investigación sabe lo mismo que el espectador. Hay que descubrir pistas, interrogar a sospechosos, llevar a cabo deducciones. A veces lo que necesitamos saber es la motivación del criminal para llevar a cabo el acto delictivo.
Por tanto, la intriga se basa en descubrir e investigar.
No solo tiene que ser un crimen, a veces, el protagonista tiene que descubrir un secreto de su familia o incluso su propio pasado si ha perdido la memoria, por ejemplo, por culpa de un accidente.
El espectador se tiene que hacer preguntas y las acciones deben encadenar una serie de interrogantes. Algunas se resuelven, otras se van planteando.
La función de la intriga está clara, producir enganche, juega con la curiosidad del lector.
EL SUSPENSE
Hace referencia a un peligro inminente. Consiste en generar tensión en el espectador. Mantiene su expectación por lo que pueda ocurrirle al personaje y le hace permanecer atento a desarrollo del conflicto. ¿Logrará salvarse el protagonista? ¿Conseguirá el antagonista lo que se propone?
Al contrario que en la intriga, el espectador tiene más información que el personaje. Va por delante y sabe el conflicto que le acecha.
Ejemplos: cuando el espectador sabe que hay una bomba escondida en un maletín y que en cualquier momento puede explotar, que un personaje indefenso se acerca a un lugar peligroso o que el enemigo está esperando en casa del protagonista para matarlo.
No siempre tiene que ser un peligro vital. Hay suspense, por ejemplo, si el personaje está a punto de pillar a su pareja con un amante en cuanto entre por la puerta de su casa. O si pensamos en cómo va a reaccionar un padre cuando sepa que su hija de catorce años está embarazada.
Para que se de esa tensión emocional, el espectador debe haber antes tener empatía por el personaje. Si ese personaje no nos importa, nos dará igual que le explote la bomba.
Aunque el espectador sepa el peligro, sí que ignora el desenlace que tendrá, por lo que habitualmente además de suspense se genera cierta intriga.
Las historias que emplean principalmente el suspense se las conoce como thrillers
Si la intriga produce incertidumbre, el suspense genera bastante estrés.