
15 Ene ¿Cuál es tu stock de guiones?
Hay guionistas que nunca desarrollan nada propio. Se limitan a trabajar en series que han sido creadas por otros, en programas de televisión que fueron ideados por otros o escriben encargos para el cine sobre algo que pensó un productor.
Si eres uno de ellos y logras tener trabajo de manera continua, enhorabuena, está bien posicionado/a. No todo el mundo puede decir lo mismo.
Sin embargo, aunque no paren de encargarte cosas o de llamarte para series de otros, estoy seguro de que tú tienes historias dentro de ti que querrías contar. O te gustaría tener una idea que, partiendo de ti, finalmente se llevase a la pantalla.
Por eso, te pregunto… ¿cuál es tu stock de guiones? ¿Cuántos guiones has escrito que pueden potencialmente convertirse en películas? ¿Cuántos argumentos has creado de los que podrías tirar en algún momento? ¿Cuántas ideas tienes anotadas que un día se podrían convertir en algo? ¿Quizás en un largometraje? O, a lo mejor, en un cortometraje, en un documental o en una serie de televisión. Diría más, algunas de ellas podrían acabar siendo novelas, convirtiéndose en podcasts de ficción sonora o hasta en una serie para redes sociales.
¿A qué estás esperando para tener un stock creativo?
No esperes a que te llamen para una serie o un programa. Ponte a generar tu propio contenido. No sabes a dónde te va a llevar. Probablemente nueve de cada diez contenidos que generes nunca llegue al estado final. Pero el décimo te dará la felicidad.
Te cuento cómo lo hago yo.
LAS IDEAS
Cuando era joven y quería ser escritor siempre decían que una persona creativa debía dormir con una pequeña libretilla y un bolígrafo en la mesita de noche. Porque muchas veces nos acordamos de lo que soñamos nada más despertarnos. ¿Y si durante ese sueño habías tenido una idea genial? También porque, si te cuesta dormir, le das mucho a la cabeza en la cama con los ojos como platos. Quizá en ese runrún surjan ideas aprovechables. No tenías más que apuntarlo en el cuaderno y al día siguiente ya te acordarías al revisarlo.
Cuando era un niño tenía mi cuaderno de las ideas, donde iba anotando todo lo que se me iba a ocurriendo que pensaba que se podía convertir en una historia.
Con el tiempo, todos nos fuimos digitalizando y ahora llevamos siempre en el bolsillo un maravilloso cuaderno que no necesita bolígrafo: el teléfono móvil.
Cuando digo idea, no solo hablo del concepto o premisa de una historia, que también, sino, además, hablo de temas, de personajes, a veces de diálogos que has leído o has escuchado en el transporte público.
Yo tengo una carpeta llamada IDEAS en el ordenador. Y, a su vez, dentro de esta carpeta tengo diferentes subcarpetas clasificadas por formatos: programas de entretenimiento, largometrajes, series, novelas, ficción sonora, documentales, cortometrajes.
En cada una de ellas explico en tres o cuatro líneas ese concepto a partir del que se podría trabajar para crear algo.
Cuando una idea no para rondarme la cabeza durante varias semanas, pienso que se podría convertir en algo más.
Entonces, decido pensar más sobre ella, darle una estructura y transformarla en sinopsis.
LAS SINOPSIS
Aquellas ideas que me llevan tiempo rondando en la cabeza y que pienso que es el momento de abordarlas las trabajo un poco más.
No mucho, pienso cuál podría ser el detonante, el primer punto de giro, un minidesarrollo y el final.
Además, también reflexiono mínimamente sobre los personajes y en si los conflictos a los que se enfrentan son suficientemente interesantes.
Resultado: una sinopsis de una página, máximo dos.
También las clasifico por formatos, igual que las ideas.
LOS TRATAMIENTOS
Algunas de esas ideas que se han convertido en sinopsis siguen rondando mi cabeza y, si tengo el tiempo, me pongo a desarrollar su argumento hasta llegar a un tratamiento en el que la estructura funcione.
A veces lo hago solo y otras con otro/a guionista. Normalmente avanzas más rápido si hay dos mentes pensando en lo mismo.
Se trata de un tratamiento de entre 10 y 20 páginas donde ya se vea claramente el argumento y los diferentes obstáculos a los que se enfrenta el protagonista principal. También estarán mucho más definidos los personajes.
Un tratamiento ya es algo que se puede enseñar a una productora o a algunas convocatorias, pero, aún así, y sin que nadie me lo pida, de algunos de esos tratamientos, cuando pienso que es el momento adecuado, que me lo pide el cuerpo, nos ponemos con el guion.
LOS GUIONES
A lo largo de mi vida he escrito varios guiones de largometraje. Algunos estuvieron a punto de llegar a la pantalla, otros nunca llegué a moverlos lo suficiente. Pero es algo que tengo ahí y que en cualquier momento puede ver la luz: una productora que apueste por ellos, un concurso idóneo para presentarlos, un evento de pitching que me pueda hacer llegar a más potenciales compradores.
MI STOCK CREATIVO
Las ideas, las sinopsis, los tratamientos, los guiones, los proyectos de serie de televisión, de programa de entretemiento, de documental. Todo ello forma parte de mi STOCK CREATIVO.
¿Por qué es importante el stock creativo?
Porque así tienes guiones, tratamientos y proyectos que puedes mover por productoras y por canales o plataformas.
Porque a lo mejor hablas con un productor que te dice que está buscando algo sobre un tema determinado, un guion de comedia o una serie sobre el coronavirus. Es posible que tú ya lo tengas y vas a ser más rápido en presentárselo que los que no tienen stock de guiones. Y, si no, vas directamente al stock de ideas a ver si alguna se adapta a lo que el productor está buscando.
Porque pueden surgir concursos de guion de largometraje y eventos de pitching de proyectos cuyas bases se ajusten a algunos de los guiones o proyectos que ya tienes.
Porque muchas de esas ideas que ya tienes son susceptibles de adaptarse a otros formatos diferentes a los que pensaste en un principio. Es decir, algo que surgió como un largometraje podría convertirse en serie, en novela o hasta en ficción sonora. Y al revés. Muchas de esas ideas son polivalentes.
Porque cuando no sepas qué ponerte a escribir, podrás ir a tu stock de ideas y elegir la que más te motive en ese momento.
Cuanto mayor sea tu stock creativo, mayores posibilidades tendrás de que éstas se hagan realidad y puedas monetizarlas.