Cómo hacer que el clímax de tu guion parezca inevitable, pero no predecible

Tú, que eres guionista o aspiras a serlo, sabes perfectamente que el clímax de un guión puede lanzar tu historia a la liga de las películas top o puede hundirla en la miseria del fracaso.

Eres consciente de ello, ¿verdad?

Al espectador le gusta teletransportarse a otro universo, al que tú le ofreces con tu historia, pero también demanda que ese esfuerzo que hace por ir a ver tu película sea recompensado con una buena resolución. Y, de verdad, no querrás que un señor o señora que ha pagado su entrada salga del cine decepcionado o, lo que es peor, irritado. No recomendará tu película a nadie o, aún más grave, aconsejará a sus amigos y familiares que no desperdicien sus euros en semejante timo.

Por eso tienes que cuidar muy bien que el clímax de tu película, que el final de tu historia, sea sorprendente, a la vez que creíble.

Pero… ¿cómo creas finales que hagan que el espectador piense que ése tiene que ser el clímax y no otro, que no podría haber terminado de otra manera? ¿Cómo construyes ese presagio y ese misterio mientras fabricas tu historia? ¿Cómo haces para que, siendo inevitable, no sea un final predecible?

Posiblemente haya muchas maneras, pero he encontrado cinco trucos que quizá te puedan servir.

Busca el gran giro de guión al final

A todo el mundo le encanta una gran vuelta de tuerca en el clímax. Es la mejor manera de hacer que sea impredecible. ¿Quién no se quedó gratamente sorprendido al descubrir que Malcolm (Bruce Willis) en El sexto sentido era en realidad un fantasma. Este golpe de timón final fue una de las razones por las que la película adquirió notoriedad y su director, M. Night Shyamalan, llamó tanto la atención.

Pero para construir un buen giro de guión final, has de saber cómo termina tu historia. Éste es un consejo obvio, pero en la práctica puede ser muy tramposo. A veces, cuando estás en el medio del proceso de escritura, la historia explota hacia lo desconocido. Pero si has pergeñado y cosido tu historia en en una escaleta muy cerrada, puedes orientar al espectador para que espere un final y, después, sorprenderle cambiando radicalmente lo que él esperaba.

Pon una bomba debajo de la mesa

Alfred Hitchcock argumentaba que hay una gran diferencia entre sorpresa y suspense. Una sorpresa es cuando una bomba explota sin aparentemente tener nada que ver con la historia. El suspense es cuando el espectador sabe que hay una bomba debajo de la mesa y puede explotar en cualquier momento.

¿Te acuerdas de El Resplandor?

La bomba debajo de la mesa es presentada a la audiencia de al menos doce maneras diferentes. Escuchas que el anterior guarda del hotel se volvió loco y descuartizó a su familia. Ves cómo el protagonista, Jack (Jack Nicholson), le dice a su mujer que ha soñado que descuartizaba a su mujer y a su hijo. Puedes ver la espiral de locura con la que trata de combatir el bloqueo del escritor. Sabes que está a punto de explotar y, cuando lo hace, es realmente terrorífico.

Revela el final por adelantado

No, no estoy loco. Hay películas que lo hacen. Y con mucho éxito.

Seguramente te estés preguntando por qué arruinar la sorpresa, pero es una técnica más para mantener al espectador atado a la silla hasta que termine tu película.

¿Sigues sorprendido?

Piensa en alguna película moderna que te haya gustado y ya verás cómo algunas de tus elecciones revelan en algún momento cómo va a terminar la película.

Y aún así son buenas, ¿a que sí?

¿Te acuerdas de American Beauty, de Sam Mendes?

En los primeros minutos de la película, Lester Burham (Kevin Spacey) nos dice que estará muerto dentro de un año. Pero… ¿puedes anticipar que será disparado por su vecino ex militar después de que fracase intentando seducirlo? Seguramente, no. Todo lo que sabes es que vas a entrar en una historia de violencia y muerte y eso, la verdad, puede sonar muy bien.

Usa las anticipaciones

Anticiparse a los acontecimientos suele gustar mucho a la audiencia. El espectador listo, cuando ve que todo sucede como él pensaba que iba a acontecer, se siente satisfecho, porque el final no podía ser de otra manera. Además, muchos espectadores disfrutarán viendo en un segundo visionado claves que iban anticipando el final, aunque en un primer momento no se hubieran dado cuenta.

Piensa, por ejemplo, en El club de la lucha, la película de David Fincher.

Cerca del final del largometraje, justo cuando estamos recibiendo la revelación, incluye un montaje con todas las señales que se habían estado lanzando al espectador. Las anticipaciones en esta cinta están deliberadamente confeccionadas para el impacto máximo. Y la recompensa es espectacular.

Ve revelando las piezas del puzzle

Al espectador le gustan los misterios con muchas y pequeñas piezas de puzzle. Le da la oportunidad de creerse más listo que el guionista o el director. Otra vez, el trabajo de la escaleta debe ser minucioso. Los misterios necesitan un buen racimo de pequeños detalles que den lugar al puzzle y, por supuesto, requieren una revelación espectacular.

Una de las mejores revelaciones es la de Sospechosos habituales. Cuando se está acercando el final de la película, Verbal Kint (Kevin Spacey) comienza a andar de manera normal por la calle. Mientras camina, un montaje revela todas las formas diferentes en las que hemos sido engañados por el verdadero Keyser Soze. La revelación es como un puzzle en que, de repente, quedan unidas todas las piezas. Es maravilloso.