
25 Ene Claves formales para presentar un guion
¿Sabes qué es un guion?
Seguro que estarás pensando en qué estupidez estás leyendo porque se da por hecho que si estás leyendo un blog sobre guion dirigido a guionistas es obvio que sabes lo que es un guion… pero… ¿lo sabes?
Según la RAE, un guion “es un texto en que se expone, con los detalles necesarios para su realización, el contenido de un filme o de un programa de radio y televisión”.
Bien, pues esto es verdad, pero no del todo. Por que si estás pensando en un guion de cine no puedes escribir todo lo necesario para la realización de la película.
Más bien, debes escribir tu guion como un anzuelo para que la persona que lo lee se involucre en la película de otra manera, bien dirigiéndola, bien produciéndola o bien interpretándola. Tu guion es una herramienta de captación.
Es decir, en el guion debes contar la historia de la manera más seductora posible para que quien lo lea se enamore de él, se emocione con él, se ría con él, tenga miedo con él, etc.
El otro día estuve en una charla de Ana Sanz-Magallón, que es lo que se conoce como script doctor, desarrollista y analista de guion. Su trabajo consiste en leer guiones y mejorarlos. También ha consistido en momentos de su carrera en ser lectora de guiones en una productora como filtro. Es decir, era la encargada de decidir cuáles eran seleccionados para ser estudiados para su producción. O, mejor dicho, de decidir qué guiones no pasan la criba. Escribió el libro ‘Cuéntalo bien’.
Es fundamentalmente por esta figura, la del lector de guiones, por la que tu anzuelo debe ser lo más seductor posible para pasar la criba. Aunque, obvio es, también por la del productor que lo va a leer.
Ana dio algunas claves para mejorar el guion desde dos puntos de vista: desde la presentación y la redacción del guion y desde la historia.
Hoy me voy a centrar en contarte aquellas relativas a la elección de las palabras o a la manera de presentar tu guion. No quiere decir que, por seguirlas, tu guion vaya a ser maravilloso, pero, al menos, no te tiraran el guion por cometer estos errores.
Sin faltas de ortografía
Esto parece obvio, pero no por ello, debes dejar de repasar una y mil veces tus guiones para evitar erratas y errores ortográficos. Y, por supuesto, ayúdate del corrector de tu procesador de textos o de tu software de guion.
Evita el exceso de detalles
No hagas descripciones demasiado detalladas en la línea de acción. Cuenta exclusivamente lo imprescindible para entender la historia, aquello que la hace avanzar o que es fundamental para conseguir las emociones.
Utiliza los puntos y aparte
Imagina una descripción de una página entera sin puntos y aparte. Esto hará que cualquier lector sienta pereza a la hora de leer. Y eso no es lo que quieres si tu pretensión es seducir.
Sin especificaciones técnicas
Aunque según la RAE hace falta poner todo lo necesario para la realización de la película, olvídate de las especificaciones técnicas. Más que nada, porque esto es cometido del director o realizador. O del director de fotografía. No pongas planos, ni movimientos de cámara ni ningún otro elemento que saque al lector de la historia.
Simplicidad en las acotaciones
No hagas una descripción en la propia acotación. Mejor poner “mintiendo” que “rascándose la cabeza, mirando al infinito y temblándole la voz”. Tampoco hay que meterse demasiado en el trabajo de los actores. Y, además, en todo caso, sería labor del director darle las indicaciones. Sólo hay que poner lo imprescindible para que se entienda la intención.
No seas redundante
Esto quiere decir que no hace falta escribir en una acotación lo que ya se sobrentiende con un diálogo. El lector no es tonto y si en el diálogo un personaje dice: “No te pienso contar nada”, no hace falta poner en la acotación “sin querer hablar”.
Evita lo que no sea audio o visual
No puedes poner en una línea de acción algo así como “recordando el día en el que conoció a su mujer y el olor de su cuello cuando la besaba, que le trasladaba a una playa desierta con una agradable brisa”. Ni vemos la playa, ni olemos el cuello ni vemos lo que recuerda. Esto no quiere decir que no haya excepciones y si, por ejemplo, para describir a un personaje utilizas algo como “huele a colonia barata”, el lector sí se puede hacer una idea de su aspecto. Pero cuanto menos, mejor.
Utiliza un lenguaje lo más sencillo posible
Es decir, huye del poeta que hay en ti. Del literato que hay en ti. Cuanto más sencillo sea el lenguaje, mejor. Evita palabras complicadas o excesivamente literarias. Lo importante es que se entienda la historia, no que el lenguaje sea muy estético o engolado. Esto no significa que haya que adaptar tu estilo de escribir la acción a la historia. Es decir, no utilizarás las mismas palabras si escribes un guion ambientado en la Inglaterra decimonónica que en el mundo de las carreras de motos clandestinas.
No hagas spoilers en la escritura
Evita reventarle al lector tu propia historia. Por ejemplo, si uno de tus giros de guion es que una mujer es, en realidad, un hombre. No pongas en la acción desde el principio que ese hombre va disfrazado de mujer. O no escribas que un personaje parece muerto porque, entonces, el lector sabrá automáticamente que está vivo, cuando ésa era tu sorpresa.
Deja lo mejor siempre para el final
Esto debes hacerlo en tu propia historia, ya que el final debe ser lo mejor de tu película. Pero también en todas las frases. Con esto quiero decir que si, por ejemplo, has escrito “el hombre encuentra una pistola en el primer cajón del armario de la habitación de su hijo”, quizá sea mejor que sitúes lo más potente al final. O sea, la pistola. Así que sería mejor algo así: “el hombre entra en la habitación de su hijo, abre el primer cajón del armario y encuentra una pistola”.
No metas la pata ni ofendas a nadie
Es decir, si, por ejemplo, pones en la descripción de un personaje algo así como “aunque había pasado los 40, conservaba cierto atractivo”. Quizá quien lo lea ha pasado los cuarenta o se siente agraviado. Problemas de este tipo puedes tener también con temas relacionados con política, raza, igualdad, etc. ¡Ten cuidado! Nunca sabes quién va a leer tu guion y va a tener capacidad de decisión sobre si te lo compran o no.
No especifiques la banda sonora
No elijas qué canción o melodía se tiene que oír de fondo en las escenas, salvo que esto sea fundamental para la historia. Por varios motivos. Primero, porque ésa suele ser la labor del músico o del director. Segundo, porque corres el riesgo de que la persona que lo lee no tenga ni idea de la canción de la que le estás hablando y lo hagas sentirse inculto.
Cuidado con los nombres similares
Al elegir los nombres de los personajes evita que empiecen por la misma letra o suenen parecido, para evitar confusiones en el lector.
O, también, aquellos que te saquen de la historia. Por ejemplo, si dos hermanos se llaman Fernando y Alonso, inmediatamente hará que el lector piense en el piloto de Fórmula 1 y no en tu historia.
Evita ripios
A veces, sin quererlo, te salen rimas, que generan sonoridad en la mente del lector y le hacen despistarse. Por ejemplo, imagina que has escrito: “Ramón sacó un condón del cajón”.
No te dirijas al lector
No le hables en segunda persona en las líneas de acción. Es decir, por ejemplo, como estoy haciendo yo contigo en este texto. O, tampoco, en primera persona del singular, en plan “vemos un coche rojo que llega y aparca”.
Cuidado con las “atapuercas”
Es término se utiliza para referirse a aquellos detalles que tenían sentido en una versión anterior de guion, pero que te has olvidado de quitarlos o cambiarlos en la nueva y, al leerlo alguien, esta persona no entiende nada. Por ejemplo, tu personaje era policía y en la nueva versión es futbolista. No tiene sentido que en una escena vaya vestido con el uniforme. Eso es un “atapuerca”.
Evita las portadas creativas
Sin fotos, ni dibujos, ni colorines. En la primera página de tu guion solo debes escribir el título, el autor o autores y la fecha de la última versión. Ni siquiera el número de versiones que llevas.
Resumiendo, un guion tiene que tener pinta profesional, ha de ser visualmente fácil de leer, debe estar escrito lo mínimo imprescindible y con palabras fáciles de entender y el tono adecuado.